Yo fuí a las Jesuitinas y eso me hizo cool

25 años no son nada, no, no lo son¡….terminas el colegio, vas a la Universidad o no, trabajas o no, te casas , te separas, vives sola,  te vas a vivir con alguien, te divorcias , tienes hijos o no, el cálculo de probabilidades sobre las cosas que han podido ocurrir es increíble, y además si decidieras hacer una apuesta sobre el futuro que le esperaba a alguna compañera, como iba a ser su vida, en que trabajaría, en quien se convertiría, seguro que te equivocabas.

No existe un camino claramente correcto, no existe una mejor opción, de lo que pensabas que podía ser tu futuro, a lo que realmente se convierte, probablemente será extremadamente opuesto, o has conseguido guiarte por las lineas generales que te habías marcado, pero siempre hay algo que queda en el tintero, algo por cumplir, eso que cuando tienes doce años crees que es posible ( a esa edad todo lo es), y a los 25 lo ves más lejano, a los 35 no crees que lo vayas a alcanzar, y a los 40, parece que lo tienes todo hecho, ya no ves posible empezar de cero…ahora hay demasiadas cosas que te atan, no eres libre para actuar como te gustaría porque no dependes de tí sola…..

Pero hubo unos años, en los que podías ser o hacer cualquier cosa. Y unas compañeras que vivían 8 horas al día contigo, a excepción de las internas, ellas convivían todo el día¡¡, con las que reías, estudiabas, te peleabas, cantabas, bailabas, jugabas , entrenabas , sentías, rezabas………

En aquellos años, colegio privado, religioso, y sólo chicas¡¡ (bomba de relojería¡¡) , pero lejos de lo que pudiera parecer, no teníamos ninguna carencia, los valores que vivimos y estudiamos, a cada una nos ha marcado de una manera, la disciplina del colegio Jesuitinas era muy fuerte, me río yo de los Maristas¡, el hacer gimnasia rítmica imprime carácter, el sacrificio, el estudio y rezar, eran sus pilares fundamentales.

Esas niñas con las que has pasado toda tu infancia , tu adolescencia y tu juventud, siempre serán una parte importante de tu vida.

Es muy posible que nos las vuelvas a ver nunca, muchas viven en el extranjero, Londres, Paris….hasta Noruega, ehhh Violante¡…., por eso, cuando se decide hacer una reunión de antiguas alumnas, las emprendoras Silvias, (Silvia López y Silvia Martínez), se ponen mano a la obra, buscan teléfonos, crean chats, organizan comida, contactan con todas, y nos ponen una fecha para volver a vernos, cuando esto ocurre, la emoción es total¡¡

No sabes que te vas a encontrar. No sabes quien se acordará de ti, quien no. A algunas las recuerdas especialmente,deseas verlas y aunque te han confirmado su asistencia, no te lo crees hasta que llegue el día.

Creamos una página en Facebook, empezaron a colgarse fotos, algunas de ellas memorables, no puedes para de reirte¡¡, dios¡¡¡ que duros los 80¡¡¡ desde aquí invitamos a todas las antiguas alumnas del colegio a unirse, si así lo desean¡. Es emocionante. https://www.facebook.com/groups/659880827402594/

Hubo un caso,de una querida amiga que el viernes tenía que estar en San Sebastian, (viaje organizado con anterioridad), y ese sábado por la mañana cogió un vuelo de vuelta para llegar a la comida, por no perdérsela, para estar con nosotras, era una ocasión especial. 

Y llegó. Sábado 1 de marzo.

Sabes esa sensación de euforia generalizada?’, sabes esa emoción de cuando eres niña y la sonrisa no desaparece de tu boca??, porque mientras vas saludando te vienen imágenes a la cabeza, por supuesto el uniforme, eso lo primero, después las monjas, el timbre de las clases, la seriedad, el olor a la goma de borrar y el lápiz, los recuerdos de todos las profesoras, algunas de las cuales ya nos están….. y comienzan las anécdotas, empiezas a acordarte de millones de detalles olvidados en alguna parte de tu subconsciente, que estaban esperando ser mencionados para salir a la superficie, pero que necesitaban el momento preciso y era este¡¡¡

Ellas, estas ahora mujeres, han vivido todas esas experiencias contigo¡¡ ellas te entienden, sintieron lo mismo que tu, estaban a tu lado, codo con codo, nadie excepto ellas, puede imaginar como fueron aquellos años que tanto marcaron tu futuro.

Casi todas nos reconocíamos nada más vernos. Era increíble. Y a quien no, hablabas un ratito con ella, y de repente, hacia algún gesto, movía la mano, el pelo, y ahí estaba¡¡, seguía latente¡¡¡ siiii, sigue allí,dentro de esa mujer¡¡ en décimas de segundo tu cerebro la ha reconocido, es ella¡¡, es esa niña del recreo, la del elástico, la que corría por los pinos, la que se metía entre los naranjos aún ha riesgo de la bronca de las monjas, la del coro de Fulgencio, la del equipo de Baloncesto, la de gimnasia rítmica de Matilde, la que preparaba los festivales de la canción, la que ensayaba a la hora del comedor la función que representaríamos en el asilo de ancianos,……sigue allí, sigue allí.

Qué alegría¡, como se puede conseguir que unas 70 personas se sientan felices al mismo tiempo, tengan buenas vibraciones, y sólo deseen abrazarse y besarse????…. Está claro¡, reunión de antiguas alumnas.

Fue genial, podría estar escribiendo sin parar sobre el magnífico día que pasamos juntas. Pero a parte de mi grupo de íntimas que eran Virtudes, Eva y Silvia, también Paloma, pero luego nos cambiaron de clase; de muchas otras con las que ahora coincido en el colegio de mis hijos, o en la playa, por lo que el contacto sigue, había una niña, que siempre en lista iba delante de mí, que era francamente especial.

Es de esas personas de las que te acordarás siempre, original, única, inconformista, siempre fuera de la norma, todas recordábamos su disfraz de ovejita que en aquellos tiempos era totalmente asombroso, y le pedí, porque además narraba como nadie, que me si podía escribir unas lineas sobre este memorable día, y aquí están, mi queridísima Piluka, os dejo con sus palabras:

Una “remesa” espléndida

 

Aunque parecía imposible, finalmente las madres Jesuitinas consiguieron su objetivo: hacer de nuestra promoción un grupo de mujeres estupendas, divertidas y trabajadoras, dispuestas a echar un buen rato tras 25 años de paréntesis.

 

Nuestra cita en Tinta Roja supuso mucho más que un alegrón por el reencuentro: nos ratificó como compañeras y amigas, además de acabar con la amnesia de tantos años en otros asuntos. Nos dio la oportunidad de volver a sentirnos como niñas; eso sí, libres de las miasmas propias de la adolescencia, con alguna patica de gallo más y con cien mil historias que contar. Demasiadas para tan poco tiempo. Y Lucre –convertida en la memoria histórica de clase- se las sabía todas…

 

No resultó nada difícil reconocer en las mujeres de hoy, a las niñas de entonces; es más, si hubiera llegado la Madre Murciano habríamos jugado a la paella sin ningún miramiento. ¿Alguien tiene algún rotulador rojo gamba?

 

Con sonrisas anchas, grandes abrazos y abundantes dosis de buen humor, nos fuimos reconociendo: las que siempre fueron amigas, las compañeras de pupitre e incluso las que alguna vez se tiraron de las coletas. Yo creo que ésas fueron las que con más ganas se abrazaron. Y a falta de jalufo, comimos lenguas de gato, con el recuerdo generalizado de las monas con nocilla que aún nos siguen volviendo locas.

 

En realidad no fuimos las únicas que disfrutamos de la velada: con la nariz pegada al cristal del restaurante, alguna que otra espontánea madre de alumna también asistió al reencuentro de nuestro estupendo curso de pimientos verdes.

 

Qué alegría poder tener la certeza de que por mucho tiempo que pase, todas llevaremos el recuerdo, los valores y la amistad de cuando fuimos pequeñas. Y mejor todavía, qué bien saber que a partir de ahora, siempre permaneceremos en conexión. ¡Que no decaiga!

Piluka

Nosotras fuímos a las Jesuitinas, y eso nos hizo ser como somos, especiales de alguna forma, singulares, particulares, exclusivas, nos hizo ser cool¡¡¡

Un besazo